Los cánceres afectados fueron el adenocarcinoma esofágico, cáncer de hígado, de pulmón de riñón, gástrico, de endometrio, la leucemia mieloide, mieloma etc. Los tipos de cáncer con riesgo no afectados positivamente por la actividad física incluyen los de próstata y melanoma.
Estos hallazgos apoyan la promoción de la actividad como un componente clave de los esfuerzos de prevención y control del cáncer en toda la población.
En un editorial acompañante, Marilie D. Gammon, PhD, Escuela Gillings de Salud Pública, Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, describió los hallazgos como «emocionante», ya que «ponen de relieve la importancia de la actividad física en el tiempo libre como un riesgo potencial -reducción estrategia para disminuir la carga del cáncer en los Estados Unidos y en el extranjero «.Se hace hincapié en la necesidad de nuevas investigaciones sobre los mecanismos subyacentes de la asociación entre la actividad física y el cáncer, y en el momento crítico de la exposición al ejercicio, así como los tipos y cantidades de actividad que tienen el mayor impacto.El investigador principal, Steven C. Moore, PhD, MPH, Instituto Nacional del Cáncer, Bethesda, Maryland, dijo a Medscape Medical News que se han propuesto tres mecanismos para relacionar la actividad física para reducir el riesgo de cáncer.
La primera, explicó, es a través de las hormonas sexuales. Estudios anteriores han demostrado, por ejemplo, que los estrógenos se producen en los niveles más bajos en mujeres físicamente activas. »
La segunda hipótesis está relacionada con la insulina, que es que las personas activas tienen niveles más bajos de insulina, y la insulina en sí tal vez un factor de riesgo de cáncer.
La tercera está conectado a la inflamación, con estudios que indican que el ejercicio está vinculado a niveles más bajos de los marcadores inflamatorios, y que la inflamación «es un factor general el riesgo de cáncer».
Aunque se desprende de los resultados actuales de que la relación entre la actividad física y el riesgo de cáncer es más fuerte para los cánceres gastroesofágico y hematológicos, no fue posible determinar cuál de las hipótesis más se presta a explicar la asociación.
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