Metodologia:
se realizaron dos estudios en niños entre 10-12 años de edad. El primero sobre la fiabilidad del Inventario de Hábitos Saludables (IHS) (N = 134), y el segundo de diseño cuasi-experimental (N = 158), para el estudio pre-post de los efectos del Programa de Hábitos Saludables (PHS). Los hábitos se midieron con el IHS; el grupo de intervención (GI) (n = 90) participó en el PHS durante 8 meses, y el (GC) (n = 100).
Resultados:
El IHS obtuvo una buena fiabilidad, siendo el índice de correlación interclase (rango .506 – 884;
p < 0,001) y el coeficiente de correlación de Spearman (rango r = 529 – 884; p < .001). Respecto al PHS, no existieron diferencias de alimentación previas (p = 0,564), pero sí al final del mismo (p
= 0,001), a favor del GI. Del resto de indicadores de hábitos saludables, el GC tenía mejoreshábitos iniciales (p = 0,047), pero el GI mejoró su puntuación, no existiendo diferencias finales entre grupos.
Conclusiones:
El IHS resultó ser un cuestionario adaptado y fiable para el estudio de los hábitos en adolescentes. El PHS provocó cambios en el GI, consiguiendo mejores puntuaciones en alimentación y sumatorio de hábitos saludables.
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