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La soledad perjudica gravemente la salud. Programas como Activa son un remedio muy útil para crear espacios de convivencia

La soledad es un sentimiento complejo y difícil de estudiar científicamente, pues puede estar influenciado por muchas circunstancias sociales, económicas, biográficas, psicológicas y de salud. Realmente es poco plausible que responda a un solo factor desencadenante. Es posible que las personas con enfermedades crónicas estén menos motivadas a relacionarse con otras personas, lo cual aumenta su sentimiento de soledad, entrando de esta manera en un círculo vicioso.

 

De momento podemos afirmar que es un importante factor de riesgo. Un metaanálisis publicado en 2010 en PLoS Medicine y realizado con los datos de 148 estudios observacionales llegó a la conclusión de que la influencia de las relaciones sociales sobre el riesgo de muerte es comparable a la de otros factores de riesgo, como el tabaco o el consumo de alcohol, y superior a la de la inactividad física y la obesidad. De modo que no hace falta mucha más ciencia para intervenir. Los profesionales de la salud deberían considerar las relaciones sociales tan en serio como otros factores de riesgo que elevan la morbilidad y la mortalidad. Lo que falta, eso sí, es estudiar cómo se pueden “recetar” relaciones sociales para reducir el riesgo de enfermar y morir prematuramente, más allá de todo el mundo puede pedir y ofrecer compañía para paliar esa agresión silenciosa que llamamos soledad. Otro asunto todavía más complejo es cómo cambiar el rumbo de esta sociedad nuestra, cada vez más individualista, que camina peligrosamente en una dirección que nos aleja de nuestra naturaleza social.

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