Buena parte de la investigación en pacientes con cardiopatía se está centrando en el estudio de la edad biológica como factor pronóstico del paciente, en el que se esperan novedades en los próximos años, que ayuden a mejorar el tratamiento de estos pacientes.
«Aunque se están investigando diferentes parámetros para determinar la edad real, uno de los que está mostrando un rendimiento más prometedor es lo que denominamos fragilidad. Es un concepto que traduce la vulnerabilidad del paciente ante diferentes situaciones ambientales y problemas de salud, y aunque hay varias escalas para valorarlo, la mayoría de ellas se centran en la fatigabilidad, la capacidad para hacer ejercicio físico, la pérdida de peso, la fuerza de presión con la mano y la velocidad de la marcha».
Tanto es así que, por ejemplo, la velocidad con la que el paciente puede caminar 6 metros tiene una relación muy alta con la probabilidad de fallecer al siguiente año. Depende bastante del escenario, pero en el terreno del síndrome coronario agudo, los pacientes con criterios de fragilidad se mueren entre 6 y 7 veces más que el resto de pacientes.
La Sección de Cardiología Geriátrica de la SEC está desarrollando uno de los estudios de referencia acerca del papel de la valoración geriátrica integral en el paciente anciano con SCA (estudio LONGEVO-SCA1), en el que participan más de 40 hospitales españoles.
En el campo de la insuficiencia cardiaca, durante la reunión anual de la SEC que acaba de celebrar la organización en Madrid, también se ha citado el recientemente publicado estudio FRAIL-HF2, liderado por la doctora María T. Vidán, del Servicio de Geriatría del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid y miembro de la SEC. Se trata de un estudio prospectivo con una cohorte de 450 pacientes no dependientes mayores de 70 años hospitalizados por insuficiencia cardiaca. De ellos, el 76% cumplían criterios de fragilidad.
Ajustando los datos por edad, sexo, comorbilidades crónicas, presencia de otros procesos agudos, o los valores de péptido natriurético cerebral, los resultados muestran fragilidad se asocia a un incremento de 2,13 veces del riesgo de mortalidad a un año.
En conclusión, durante la reunión se destacaron los principales avances en la definición de los parámetros para valorar la edad biológica del anciano con enfermedades cardiovasculares, con el objetivo de optimizar su abordaje clínico en diferentes escenarios.
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