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ENTRENAMIENTO DE FUERZA EN PERSONAS CON ESCLEROSIS MÚLTIPLE O ENFERMEDAD DE PARKINSON

Las mejorías en la atención selectiva, en la resolución de los conflictos, en la memoria asociativa y en los patrones regionales de la actividad funcional del cerebro también se han observado después de realizar el EF en las personas mayores con la alteración cognitiva leve (31). En esta revisión sistemática, Travis y sus colaboradores (2015) aportan la evidencia más reciente para apoyar una evaluación sólida de los efectos del EF en la personas con la enfermedad de Parkinson o en la esclerosis múltiple.

 

A diferencia de las revisiones anteriores, éste trabajo evalúa el efecto del EF sólamente en las personas afectadas por la enfermedad de Parkinson o la esclerosis múltiple. Además, éste trabajo únicamente selecciona los ensayos que incluyen a las personas con la esclerosis múltiple o la enfermedad de Parkinson en el grupo de control o en el de comparación. Por otra parte, este estudio valora, a través de un meta-análisis, la magnitud de la mejoría de la fuerza observada en las personas con esclerosis múltiple o la enfermedad de Parkinson en respuesta al EF. Por último, a diferencia de las publicaciones anteriores, éste estudio explora si existen diferencias en la respuesta al entrenamiento de fuerza entre las personas con esclerosis múltiple o la enfermedad de Parkinson.

 

La conclusión a la que llegan los autores citados es que, son evidentes los beneficios en la fuerza observados tras la realización del EF en los individuos afectados por la enfermedad de Parkinson y, en menor medida, en los que padecen la esclerosis múltiple. También encontraron alguna evidencia que sugiere que, el EF ejerce un efecto positivo sobre la progresión de la enfermedad y la movilidad en las personas con la enfermedad de Parkinson. Del mismo modo, algunas pruebas muestran que el EF es beneficioso para la fuerza muscular, para la actividad máxima de la electromiografía, para la fatiga, para la capacidad funcional y calidad de vida en individuos con la esclerosis múltiple. Es necesario llevar a cabo más ensayos adicionales, en los que se utilicen diseños metodológicos de gran calidad, para confirmar y ampliar estos resultados. Tales ensayos pueden proporcionar una justificación, basada en la evidencia, para el empleo del entrenamiento de fuerza como una terapia para otras enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer y la enfermedad de Huntington.

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